Una mujer española que padece mesotelioma, resultado del uso de talco con amianto en cosméticos, ha logrado ganar la demanda que interpuso contra varias marcas estadounidenses.
El amianto, es un mineral que se empleó durante años por su resistencia al calor y precio accesible. Se hallaba en cubiertas, aislantes, frenos de automóviles e incluso ciertos enseres del hogar. No obstante, el amianto resulta muy dañino para la salud. La inhalación de sus fibras puede provocar graves dolencias como cáncer de pulmón, asbestosis y mesotelioma, un tipo letal de cáncer que afecta al revestimiento pulmonar.
Pese a que en muchas naciones está vetado el uso del amianto, persiste como una amenaza actual. La gran cuestión es que el amianto aún está en materiales viejos y lo peor, puede colarse en productos modernos. Un caso grave es el de los cosméticos. Algunos productos usados habitualmente para el maquillaje y belleza, como polvos faciales, sombras de ojos, rímel, labiales y champú en seco pueden estar contaminados con amianto.
Esto ocurre porque el talco, ingrediente usado habitualmente en los cosméticos, se obtiene de rocas que a veces contienen amianto de manera natural.
Tradicionalmente, muchos productos de belleza incluían talco entre sus ingredientes, considerado potencialmente cancerígeno. Cuando se produce talco sin las debidas supervisiones, puede arrastrar residuos de amianto, aunque no sea a propósito, al aplicar dicho maquillaje en la cara, la gente puede inhalar fibras de amianto sin saberlo. Esto supone un riesgo invisible pero muy serio para la salud, sobre todo en productos de uso diario para muchas personas, incluidos jóvenes y adolescentes.
Por ponernos en antecedentes, en 2018, se descubrió que el talco utilizado para bebés era sustancialmente peligroso, en consecuencia y tras el escándalo provocado ante este hecho, se interpusieron 50.000 demandas contra la empresa Johnson & Johnson, la cual se vio obligada en 2019 a retirar del mercado todos sus productos con base de talco ante el riesgo de presencia de amianto. En 2022, la empresa Avon se vio obligada a pagar más de 50 millones de dólares a una mujer estadounidense, ya que se determinó que había desarrollado cáncer tras usar cosméticos que contenían talco contaminado con amianto. Esta situación llevó a la compañía a la quiebra, enfrentándose a numerosas reclamaciones de otras muchas mujeres que también denunciaron posteriormente la presencia de amianto.
La Organización Mundial de la Salud alerta de que no existe un nivel seguro de exposición al amianto. Cada año, se calcula que 150.000 personas fallecen por enfermedades asociadas al amianto. A pesar de todo, algunas naciones no han prohibido por completo su uso o permiten ciertos productos contaminados, como algunos cosméticos.
Urge que se revisen las leyes y se supervise mejor la producción de cosméticos y otros productos con potencial presencia de amianto. Es vital, además, retirar con seguridad los materiales antiguos que contienen amianto en edificios y estructuras. La limpieza y el control del amianto deben ser primordiales para impedir que más personas enfermen.
En definitiva, el amianto puede estar más cerca de lo que podamos pensar, hasta en lo que usamos sobre nuestra propia piel. Defenderse de la amenaza del amianto y demandar controles más severos es vital para cuidar nuestra salud y la de las futuras generaciones.